Agrego algo más en lo que ahondaré en mi artículo: ciertamente las nociones de inteligencia, aptitud y éxito son definidas socialmente, no de manera “natural”. Pero el que esto sea así no implica necesariamente que gente considerada inteligente, exitosa y talentosa de acuerdo a tales nociones no haya hecho contribuciones sustantivas a la sociedad. Sería de mucho interés que la educación superior promoviera múltiples talentos no solo medibles con los recursos que contamos actualmente, pero mi experiencia como profesora de más de veinte años de docencia universitaria indica que hay gente más talentosa o más esforzada que otras, y semejante cosa no es pecado ni promover “privilegios familiares o pensar que todo depende de la psicología individual”. Messi es Messi, Eisntein es Einstein, Hannah Arendt es Hanna Arendt. Si usted quiere una educación que no contemple estas diferencias, defiéndalo.
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