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Channel: Comentarios en: El resentimiento quiere un título universitario; por Gisela Kozak Rovero
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Por: Gisela Kozak

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Estimado señor Clemente:
Primer punto:trabajo desde los 19 años de edad para poder hacer mercado, vivía en Santa Rosalía (Caracas), una parroquia popular, y no tengo ni tuve ningún privilegio de clase.Si no fuese por la educación pública, de la que soy firme partidaria, no me hubiese graduado en la UCV. Apartando el asunto de clase, irrelevante para lo que interesa y típico de ese hablar chavista que también está en la oposición, sus argumentos me interesan. Una cosa es que se construyan socialmente las condiciones por las cuales algunos individuos entran a la educación superior y pueden tener éxito en ella y otra muy distinta plantear que toda forma de selección es espuria y reproduce fielmente las desigualdades sociales existentes. Disculpe, fui marxista y una de las razones por las cuales dejé de serlo es precisamente este tipo de argumentación que disfrazada de razón científica no era más que una vía para declarar en pecado a quienes se oponían. Todo proceso de selección debe ser entendido y evaluado desde las condiciones específicas en que se desenvuelve, pero si existen más aspirantes que cupos disponibles por fuerza es indispensable seleccionar. Coincido con usted que el problema está en el bachillerato; precisamente por eso la universidad debe apoyar, promover y liderar su mejora sustantiva.Lo que no puede es ignorar que el problema existe y eliminar toda forma de selección en tanto se juzga como discriminatoria. Las universidades donde se gradúan premios Nobel, se crean patentes, se alimenta una vida cultural y de pensamiento crítica y diversa tienen sistemas de admisión. Una cosa es que haya desigualdades sociales que la universidad pública debe tratar de no prolongar -pienso en programas como el Samuel Robinson (UCV) y Pío (USB)- y otra muy distinta no entender que de hecho hay gente talentosa que merece ser bien formada y promovida. Disculpe, dejar fuera a un estudiante de 19 puntos porque sus padres pudieron darle una buena educación dado su origen social es una forma perversa de la justicia, es sacrificar a la gente de carne y hueso en el altar de la corrección política disfrazada de argumento académico. Le recomiendo El despertar del individuo, de Roberto Mangabeira Unger, filósofo pragmático que se define de izquierda, insospechable de “psicologismo”, “elitismo”, “perspectiva burguesa”, “neoliberal”. etc., en el que entiende que la educación debe combatir las desigualdades sociales con una activa promoción de la multiplicidad de talentos de los individuos. Por cierto, no confundo individuo con psicología individual; simplemente coincido con el sociólogo Danilo Martucelli en que el individuo es aquel cuyo proceso particular contiene y despliega los procesos colectivos. Ciertamente el rol social de una orquesta o un equipo beisbolístico no es el mismo de la educación superior, es obvio. Usé el símil porque las orquesta y el deporte han sido justificados en las políticas públicas en tanto su valor como constructores de ciudadanía. En cuanto a que soy neoliberal, disculpe: esa es la palabra que se usa cuando desde la izquierda antidemocrática no gusta lo que se dice.Como categoría de análisis histórico y económico sustituyó durante un tiempo en el vocabulario de la izquierda fracasada posterior a 1989 al “sistema capitalista”. Si neoliberal quiere decir que no pienso que el estado es la medida de la justicia y el bienestar social, quizás tenga usted razón, pero una palabra tan poco rigurosa no me dice nada. Como usted se oculta para exponer su criterio tras un seudónimo, costumbre muy venezolana que siempre me ha parecido traduce temor al debate abierto, no tengo razones para suponer su origen social y atacarlo por esta razón como lo hace usted conmigo. Lo invito a escribir en Prodavinci su respuesta con su nombre y apellido. No tenga duda de que mi próximo artículo debatirá sus argumentos uno por uno, por lo cual le estoy agradecida de darme la ocasión. En todo caso, para que la educación no reproduzca las desigualdades sociales tiene que ser una excelente educación; este es el tema que el gobierno no toca. Usted tal vez sea uno de esos sentimentales políticamente correctos que se siente culpable porque tuvo acceso a posibilidades que otros no tuvieron. Yo no las tuve por origen familiar sino a través de la educación pública, pero no me sentiría en absoluto culpable si mis padres hubiese podido proveerme de una educación de primera línea.Espero su artículo


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